martes, 10 de septiembre de 2024

The New York Trilogy, Paul Auster


Es la primera vez que leía a este escritor norteamericano; la verdad en febrero, el Rafa me había vendido "El país de las últimas cosas" a un precio prudente y con la promesa de que era un libro que sí o sí me iba a gustar. Pero los preparativos del viaje y la lista de los otros libros que le compré en ese mismo tiempo (Udana: la palabra del Buda y Obra en prosa de Gonzalo Rojas) hicieron que lo dejara postergado para otro momento, para cuando volviera a Chile. De todos modos quedó en mi librero de mi casa, invitando al curioso que se anime a ojearlo.

En fin, este libro fue propuesto por el club de lectura de Amager Vest en Copenhague, donde me uní y esta fue la primera sesión donde participé. Nos reunimos a conversar en una biblioteca hermosa un caluroso día martes, el mismo día en que Oasis anunció las fechas donde tocarán para su regreso.

Algunas cosas sobre el libro. Es una obra en tres partes de tinte detectivesca donde el protagonista siempre se ve envuelto en un misterio al que se une de manera bastante arbitraria. Este involucramiento comienza con la curiosidad y termina destruyendo completamente la identidad de éstos. Resulta llamativo si situamos a esta obra de Auster dentro del contexto del posmodernismo. ¿Por qué? porque la manera en que se desenvuelve la historia está plagada de tintes típicos de los tiempos en los que vivimos hoy: instantaneidad, locura y excesos. Pero más aún, y es el argumento que desarrollaré en el párrafo siguiente, es por la ruptura con la tradición de cómo debería ser un detective ideal, es este caso.

Puedo decir que Auster tiene como figura de referencia en la novela detectivesca a Edgar Allan Poe, en vista de las pistas que deja dentro de los libros, como en la referencia a William Wilson, cuento de Poe donde el tema de conflicto central es la rivalidad de un joven que vive con alguien muy parecido a él; el problema del doble va a ser algo que se encuentra patente en toda la trilogía de Auster. La diferencia que separa al discípulo de su maestro es que, en el caso de Poe, Dupin es ingenioso, controla siempre la situación y gracias a su razonamiento logra resolver toda clase de misterios. Los héroes de Auster, en cambio, son personas que a duras cuestas participan en sus labores, ninguno es realmente un detective y el camino que siguen los lleva a un viaje interno y externo donde sus personalidades y la historia completa de su vida y su destino, se ven alterados, bordeando la locura y la desesperanza. 

En el primer libro, City of Glass, se menciona en cierto momento la historia de la Torre de Babel. La reflexión que Quinn hace respecto a ella es que el hombre lucha por llegar a ser mejor que Dios. Me puse a pensar en que hoy en día el mundo se mueve en esa dirección, en una vorágine donde todo debe ser más grande y mejor. Pero, ¿es ese el fin de la vida?, ¿qué ocurriría si la verdad de la vida se hallara más cerca? En ese momento pensé en Lev Tolstoy, escritor ruso, que renegó a su vida de lujos y, con una visión sobre la verdad que defendía, escribió dos grandes obras: Anna Karenina y Guerra y Paz. Este hombre, que entregó su vida a la austeridad pudo encontrar verdades de la vida dentro de un estado de contemplación y agradecimiento, que es lo que hacen también los santos y los monjes, viviendo una causa más grande que ellos mismos. Mi querido Gilles Deleuze menciona en alguna ocasión (no recuerdo dónde) que ciertas personas a veces ven cosas que los superan de tal manera que su vida cambia, ya no vuelven a ser los mismos. Esta verdad a la que se une la persona de servicio y contemplación tiene que tener una correspondencia para ser ideal, son llamados pero ellos también responden con afirmación, como dice la Biblia en la parábola de la vida eterna. Un hombre rico le pregunta a Jesús cómo ser perfecto, y él le dice "anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme". El hombre se pone muy triste porque es rico y sabe que no quiere hacer eso. Pero la vida de los santos es entregarse de esa manera. ¿Qué ven que los hace cambiar?, ¿esta experiencia conecta de cierta manera con sus historias de vida? En este mundo pareciera haber dos reinos: el espiritual y el terrenal, y son antagónicos. La alegría que encuentra una persona de devoción en el servicio y la oración, o la de un escritor y lector en sus libros y cuadernos son suficientes para hacerlos vivir sencillos y felices. Pero corresponden a un estilo de vida particular. No soy quién para juzgar si alguien encuentra alegría en un auto modelo de lujo. En mi caso, si pudiera llegar a vivir como el personaje que describe Jorge Teillier en su poema "El poeta de este mundo", estaría contento de saber que tengo riquezas en mi corazón. Pero yo soy así ahora, quizás cambie.

Hay mucha literatura y teoría sobre lo que Paul Auster escribió en esta trilogía, pero mi tiempo se acabó y no pude seguir indagando más sobre ello. Me resulta muy interesante y atractivo, pero simplemente no puedo. Agradezco que sigan apareciendo instancias como esta donde se puede reflexionar con la gente a partir de los libros, y que estas deadlines nos ayuden a terminar con nuestras lecturas en buen tiempo.

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