sábado, 20 de enero de 2024

Me llamo Rojo, Orhan Pamuk

Hamzanama


Una experiencia similar

Volviendo a medio Oriente, recordando aquel libro de la Convivencia dentro del actual territorio español que reseñé hace un tiempo en este mismo blog. Es bueno porque, desde mi punto de vista de experiencia latinoamericana, Oriente siempre está un poco más lejos de mi entendimiento, pensando en que es un espacio caluroso donde vive gente fundamentalista y proclives a la violencia. Es un prejuicio alimentado por mi ignorancia. Pero mi inquietud me hace volver nuevamente, y cuando vi este libro en la librería me detuve un tiempo. 

El hecho de que el autor fuese un premio Nobel llamó más mi antención por algo que para mí era casi desconocido. Al leer la contraportada no pude evitar acordarme de la novela policial "El nombre de la Rosa" de Umberto Eco, esa que se ubica en una abadía cristiana del medioevo, donde extrañamente mueren monjes y se le encarga a Guillermo de Baskerville y su discípulo Adso de Melk la misión de resolver este misterio. Esa novela, está bañada de un espacio en donde el misterio religioso se une al miedo y las discrepancias en temas vinculados a lo que Dios nos permite hacer y pensar; en el que los viejos paradigmas chocan con los caminos de libertad que abren el buen razonamiento y la salida de los límites impuestos por el control mental del poder, en este caso religioso. Pero allí donde hay libertad también hay miedo. Y es controversial e injusto, para mí, haberse inspirado en Jorge Luis Borges para el personaje del Venerable Jorge, un anciano acostumbrado a las antiguas formas y que quiere mantener el control intelectual de la abadía. Es injusto porque en Borges siempre he visto una ventana a la libertad en un mundo tan introspectivo como la lectura y los libros; fue él un profesor que nunca les hizo preguntas en los examenes a sus alumnos de la cátedra de literatura inglesa, por ejemplo. 

Me emocioné, pero es que de verdad pienso que ese libro fue uno de los primeros con los que de veras me involucré con la lectura, y se parece muchísimo a este de Orhan Pamuk. En este último se nos presenta la situación de cuatro ilustradores, pintores, de la corte real que están haciendo un libro secreto para el Sultán, cuando de repente uno de ellos es asesinado. El tema aquí es el miedo; se rumorea que las ilustraciones que están realizando no están de acuerdo con lo que la gente interpreta que Dios ordena, y Maese Donoso es asesinado, se rumorea por un grupo fundamentalista, como una forma de advertir que uno no se debe alejar de los designos de Dios. El contexto es el Estambul del siglo XVI, cercano al período del Renacimiento en Europa, y esto es muy importante porque esta época de cambios intelectuales y artísticos, que hemos aprendido desde chicos en el colegio, tiene también consecuencias allá en Oriente Medio.

"tanto Oriente como Occidente le pertenecen a Dios" Corán, azora de la Vaca, 115.

Durante mucho tiempo los ilustradores de Estambul han pintado a la manera de sus antepasados, y la opinión popular es que el estilo que ocupan los "francos o venecianos" (aquí se refiere a los europeos), son cuestionables porque pintar así sería reconocer la superioridad de ellos e insultar a Dios. Pero, ¿qué ocurre cuando se dice que el mismo Sultán pidió que el libro secreto sea pintado a la manera que pintan los francos? Aquí tenemos un cambio de paradigma, un choque cultural que abre la discrepancia entre los compañeros. Existen algunos, el llamado Tío, que tienen la altura de miras suficiente como para dar cuenta que esos límites mentales que se tienen son producto de la poca apertura que se tiene en la concepción del mundo. Los francos poseen, si recordamos pinturas de Da Vinci por ejemplo, la característica de la perspectiva, y los retratos, cosas que los árabes no hacen porque su tradición nunca lo ha hecho así y porque la idea de "endiosarse", como estiman que haría una persona que se manda a hacer su propio retrato, son una ofensa hacia Dios. Además, está la cuestión del estilo: piensan que se debe mantener el estilo de una escuela pero no crear un estilo individual.

Vinculación con los tiempos actuales

Hoy en día ya estamos muy lejos de aquella dicotomía, aparentemente. Las joyas que llevamos, la sacralización de nuestra propia imagen e identidad nos comprueba que, al menos aquí en Occidente, las ideas de los francos son las que se impusieron. No es raro encontrar ejemplos de ésto. El otro día, navegando por internet me encontré con la declaración de un músico actual, cuyo nombre no recuerdo, que decía que sus composiciones no buscaban para nada la aprobación de un público sino satisfacer la convicción propia. Y yo estoy de acuerdo, no ya por el hecho de que no haya que buscar la aprobación de los demás para validarse, sino también porque ya no es necesario que una obra sea agradable a Dios y sus preceptos, de hecho el mundo se nos presenta como una imagen mucho más compleja que el orden religioso; aquí el bien y el mal están mezclados, y no hay problema en que las tendencias en la música o las tendencias urbanas sean tan diversas porque evitarlo sería limitarnos. Quizás en estas maneras de ser, en su extremo, podamos olvidar cómo trazar puntos comunes con otros individuos, en ese caso hay que mirar con humildad, ayudarnos y evitar la desconfianza y el egocentrismo. No me gusta hablar en éstos términos, pero en el libro hay un capítulo en el que el autor inventa un personaje, el Diablo, y lo hace reflexionar dirigiéndose a Dios: 

"todos, incluso tus siervos más fieles quieren ser pintados a la manera de los maestros francos. El resultado de esta admiración por sí mismos será que pronto Te olvidarán, lo sé tan bien como me conozco a mí mismo" (p- 434-435). 

¿A qué nos llevará esta carrera si olvidamos la espiritualidad? En un capítulo del programa argentino "Filosofía aquí y ahora" se dice que el período del Renacimiento sacó a Dios del centro y allí puso al Ser humano, luego Descartes sería el encargado de poner en el centro el relato de la Subjetividad y ya no la creencia. Aún así, pienso que guardar un espacio para preceptos que nos unan como seres humanos nos ayuda a mirar el mundo de manera más responsable. Gracias al lugar donde vivimos, el tipo de pensamiento divergente no tiene consecuencias perjudiciales para nosotros. He leído por allí que el autor del libro no es muy bienvenido por ciertos grupos de personas en Oriente, aún reticentes a pensar en la apertura entre culturas, e incluso ha sido amenazado de muerte. Entonces este libro es una herramienta que ayuda a comprender una problemática aún presente en éstos tiempos, como también una excelente oportunidad para conocer la historia de Oriente y acercarse a ella.  

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